Resumen:
La actividad económica continúa recuperándose, según nuestras estimaciones en junio se registró un crecimiento mensual de 4,6% lo que significa que la economía creció un 15,1% en relación al piso de abril. Sin embargo, aún continúa un 15,1% por debajo de los niveles pre-pandemia (febrero 2020). En este contexto el gobierno nacional dispuso una ampliación presupuestaria para el segundo semestre del 2020 de casi 2 billones de pesos que se destinará en un 88% a partidas sociales o asociadas con la emergencia económica. Cabe señalar que la principal fuente de financiamiento serán las rentas de la propiedad (61,3% del total), en particular el giro de utilidades del Banco Central. De no contemplar las rentas de la propiedad en los ingresos el déficit primario y financiero para 2020 ascenderían a 9% y 12% respectivamente. Se trata de guarismos muy importantes, que si bien se encuentran alineados o por debajo de los déficits proyectados por varios países, dada la fragilidad macroeconómica del país encienden señales de alarma que deben ser contempladas.
A pesar de la recesión, el BCRA viene adoptando una posición vendedora desde la segunda quincena de junio, que continúa hasta los primeros días de agosto, para defender el tipo de cambio oficial. En julio las compras netas fueron por USD -568 M y en el preludio del acuerdo de la deuda vendió por más de USD 429 M. El acuerdo de la deuda luce como un primer paso fundamental para apaciguar las tensiones cambiarias y así lograr que el BCRA frente el drenaje de divisas. El nuevo perfil de vencimientos de la deuda reestructurada implica un relajamiento sustancial de las erogaciones en moneda extranjera de la economía argentina, sobre todo en el corto plazo. Entre 2020 y 2023 habría que pagar 2.500 millones de dólares, una suma mínima cuando se la compara con los casi 55 mil millones de dólares en el perfil original (esto sin contar los vencimientos con el FMI, concentrados en 2022 y 2023). Un ahorro equivalente a aproximadamente el 15% del PIB.
Para avanzar en la estabilización macroeconómica será fundamental normalizar e impulsar el mercado de deuda pública en pesos. Este objetivo se viene cumpliendo a un ritmo no despreciable. El 11 de agosto, el tesoro colocó 108 mil millones de pesos de la oferta total recibida de 121 mil millones. Así, ya se cubrieron los vencimientos por 60 mil millones de agosto, quedando el resto de lo colocado y lo que obtenga en la restante licitación del mes disponible para financiamiento del déficit fiscal. El financiamiento del déficit con emisión monetaria es, en términos del “circuito monetario”, el financiamiento inicial del sector público. Dados sus objetivos de tasas y tipo de cambio, la esterilización endógena por parte del BCRA mediante sus pasivos remunerados o la venta de Reservas, representa el fondeo final del sector público. Ahora, dicha esterilización también la puede realizar el tesoro. Por esto, consideramos que el tesoro podría ser más agresivo en sus licitaciones y tener mayor protagonismo en este proceso. Usar los pasivos del tesoro permite fondearse a plazos más largos, a tasas fijas, variables e indexadas a la inflación sin intermediación de los bancos. Por otro lado, permite crear un mercado más líquido y funcional de deuda, lo cual puede ser beneficioso en caso que un futuro gobierno recaiga en el financiamiento externo con la excusa de la inexistencia del mismo. Mayores emisiones de deuda pública en pesos permitirían reducir tanto lo que el BCRA debe esterilizar como lo que debe transferir al Tesoro inicialmente.
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