Resumen Ejecutivo
El gobierno insiste en que la recuperación de la actividad económica y los salarios será rápida (“en V”), pero desde el OCEPP sostenemos que la recesión se prolongue es una condición de posibilidad para que el programa económico, tal cual se encuentra planteado, tenga éxito en reducir la inflación.
La recesión es funcional a la acumulación de reservas internacionales que apuntala la estabilidad cambiaria y a contener la inflación, principalmente por reducir la capacidad de los trabajadores de negociar o exigir aumentos salariales. Según nuestras estimaciones, una recesión del 4% durante todo el año implicaría una reducción de las importaciones por USD 6.000 millones.
Los salarios son entonces una variable de particular interés. Si se recuperan, impulsarán tanto los aumentos de precios como el consumo y las importaciones. El programa necesita que permanezcan bajos.
La acumulación de reservas deberá sostenerse para enfrentar los pagos de deuda, que incrementan incluso antes de las elecciones de medio término (más de USD 9.000 M con privados en 2025). Caputo gestiona una herencia en vida: la deuda que él mismo contrajo como funcionario del gobierno de Macri.
La estabilización recesión-dependiente es una novedad histórica. En las últimas décadas la economía argentina ha evitado grandes depresiones con aumentos masivos del desempleo. Los intentos de estabilización anteriores procuraron evitar los costos que hoy el gobierno elige deliberadamente provocar: caída de salarios y empleo.
La recesión y el ajuste fiscal implicarán un incremento de la conflictividad social y de las tensiones políticas, en tanto incrementan la pobreza y restringen los recursos de las provincias. Toda la caída en la recaudación recae sobre impuestos coparticipables, que se encuentran un 18% por debajo del año anterior (en contraste con un aumento del 2% de los no coparticipables).
Para dejar de depender de la recesión económica el gobierno necesita aumentar la disponibilidad de divisas. Para ello el camino buscado parece ser el de atraer inversiones extranjeras (apuesta por el RIGI) y recuperar acceso a los mercados financieros internacionales. El problema es que para ambos fines la salida del cepo aparece como necesaria, lo que probablemente generaría en el corto plazo mayor inflación y recesión.
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