Resumen Ejecutivo
● Si bien no hubo cambios en la política económica, este mes las expectativas de distintos actores viraron significativamente hacia “verla”. Del mismo modo que descartar la dolarización había contribuido a reducir las tensiones en el dólar financiero, ahora parecen haberse descartado saltos devaluatorios hasta las elecciones de 2025 y ello favorece al programa.
● En una mirada retrospectiva de mediano plazo, dos pilares contribuyeron a la viabilidad del programa planteado en diciembre: no ocurrieron episodios masivos de resistencia social al programa económico (algo que no podía descartarse a priori) y la política cambiaria resultó ser más sostenible de lo que parecía en aquel momento.
● El gobierno encara un nuevo proceso de apreciación cambiaria sostenido a partir de una política monetaria contractiva, pero con controles cambiarios y sin deuda externa pública.
● Estas particularidades históricas contribuyen pero no eliminan la fragilidad intrínseca de este modelo, cuyo principal sostén son las expectativas de mercado.
● En este marco, cobran relevancia los obstáculos “clásicos” de la cuenta corriente. El financiamiento de la cuenta corriente se suma a los vencimientos de deuda que deberán afrontarse en 2025, y podría alcanzar montos considerables.
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